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Categoría: Mediterraneo

EL MAR Y SUS ORGANISMOS: FUENTE DE RECURSOS Y DE SOLUCIONES EN ANDALUCÍA

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Mediterraneo 08 Abril 2020
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FOTO PSanchezLa aproximación de delfines a los puertos o la recuperación de la transparencia perdida de los canales de Venecia son noticias que nos devuelven la esperanza en la posible recuperación de los litorales del viejo Mediterráneo. Sin duda, la lucha contra el Covid19 debe centrar toda la atención de las administraciones, pero una vez encauzada la solución de esta compleja crisis, no hemos de olvidar que son muchos los estudios que apuntan a la destrucción de la biodiversidad como una de las causas subyacentes a esta situación o que podrían estar relacionados con futuros desastres naturales y humanos, bien sea en su tercio terrestre o en su mayoría marina. Es imprescindible mantener y potenciar el equilibrio ecológico.

 

Es necesario valorar adecuadamente una fracción de la vida marina que por su propia naturaleza suele pasar desapercibida, los microrganismos, pues su conocimiento es indispensable para la comprensión profunda de los océanos. Entre los más simples (bacterias y arqueas) encontramos prometedoras soluciones para la destrucción o transformación de las numerosas sustancias con las que contaminamos el mar, desde el petróleo hasta los plásticos, pasando por multitud de fármacos cuyos productos de degradación contaminan las aguas y afectan a los organismos. Más aun, sabemos que existen especies marinas cuya existencia está ligada a la presencia de bacterias, procesos de simbiosis mutualista cuyo estudio aún está pendiente de concluir.

Otros microrganismos son las microalgas. Su consideración pública se balancea entre su papel como generadoras de problemas para el hombre (productoras de mareas rojas, de decoloraciones, de mucílagos, de toxinas, …) hasta las que son beneficiosas como biofactorias de productos saludables debido a su elevada producción de ácidos grasos o vitaminas. Pero cualquiera de estas visiones parte de su funcionamiento como “vegetales”. Debido a su naturaleza fotosintética, se alimentan de CO2, incluido el que emitimos a la atmósfera, contribuyendo por tanto a mitigar el efecto invernadero y la acidificación del agua del mar.

No es necesario enfatizar en la importancia ecosistémica y nutricional de los grandes animales marinos que pueblan nuestros océanos y de los que la humanidad ha venido haciendo uso desde sus orígenes. Pero a lo largo de esta grosera revisión en la escala de tamaños de los organismos marinos nos falta un elemento: multitud de organismos de tamaño y complejidad intermedia entre ambos extremos a los que podemos denominar “mesorganismos” que siendo visibles a simple vista, su nivel de organización y complejidad es más simple que el de animales o plantas teóricamente más evolucionados, por lo tanto su capacidad de defensa metabólica se ha desarrollado de forma diferente, de ahí su especial interés aplicado.

Me referiré solo a uno de ellos, las algas. Constituyen un grupo de organismos frecuente en nuestras costas y que en algunas zonas se explotan para la extracción de los denominados ficocoloides (componentes de su cubierta externa). Entre ellos tenemos dos productos estrella, uno es el agar, extraído de las algas rojas y de uso bastante extendido tanto en la confección de postres y otros dulces como en aplicaciones biosanitarias. El otro son los alginatos, procedentes de las algas pardas, y que están siendo muy utilizadas en técnicas tan populares últimamente como las esferificaciones, por las que determinados alimentos líquidos se transforman en pequeñas esferas solido-liquidas de agradable sensación al masticarlos. Su consumo como otro recurso del mar también está comenzando a implantarse en nuestro litoral gracias al empeño de determinados chefs.

No es mi intención acabar esta nota con solo la agradable sensación gastronómica antes descrita, sino que quiero ir un poco más allá, a su posible aplicación como antivirales. Algunas de estas sustancias han resultado especialmente interesantes contra coronavirus, incluso con prometedores resultados como terapia contra el COVID-19. La obtención masiva de dichas sustancias como proteínas recombinantes, a través de bacterias, levaduras o tabaco serían soluciones que ya tendríamos que estar ensayando, si no para esta pandemia, sí para las posibles siguientes.

CEI·Mar y las costas de Andalucía están llamadas a jugar un importante papel en el descubrimiento y desarrollo de sustancias de interés biomédico en colaboración con las empresas del entorno, en el seno del proyecto de transferencia ITEAzul y en colaboración con otros campus de excelencia como CEI BIOTIC, de orientación biomédica. Que su estudio sea posible, ahora o en el futuro, dependerá fundamentalmente de nuestra capacidad como sociedad de mantener intacta la biodiversidad de los mares, y especialmente la de nuestras costas.

Una vez asegurada la conservación de la biodiversidad desde las costas de Almería hasta las de Huelva, podremos detectar la presencia de especies de interés aplicado y que sean objeto de una explotación racional y sostenible. No solo debemos pensar en la administración como garante de la biodiversidad, es necesario poner de manifiesto que estudios muy solventes llevados a cabo en otras partes del mundo, calculan que por cada dólar que se invierte en conservación se obtiene un retorno entre 8 y 10 de ganancia, nuestras empresas privadas también están llamadas a esta importante labor.

Pedro Sánchez Castillo

Coordinador CEI·Mar en Universidad de Granda y del CEI Biotech. Catedrático de Biología en la Universidad de Granada y director del Aula del Mar CEI·Mar-UGR de Motril.