Los que tienen la compatibilidad no pueden pleitear contra el Estado, pero los controles son escasos. “Cuando se pilla a alguien asesorando a empresas contra el Estado se opta por ser práctico. En vez de abrir un expediente que tardará años y acabará en un contencioso se tapa el tema y se le pide que pase a la excedencia”, señala una fuente que conoce el funcionamiento de la Abogacía. Puede ocurrir que los abogados compatibles asesoren en un caso pero no aparezca su firma, sino que lo lleve formalmente otro letrado del despacho. Elisa de la Nuez coincide en que vigilar la actividad privada de estos abogados por las tardes ya es imposible y lo será aún más si se extiende el fenómeno. “Es imposible hacer un control real. Formalmente la gente va a cumplir la norma”.