El movimiento de agua densa hacia el fondo es "una de las piezas impulsoras de la cinta transportadora de los océanos del mundo," explica Guy Williams, oceanógrafo polar en la Universidad de Tasmania

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Reportajes 28 Agosto 2016
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Un nuevo descubrimiento en la Antártida puede contener importantes revelaciones sobre cómo está afectando el deshielo en los océanos y este descubrimiento no hubiera sido posible sin la ayuda de unos ayudantes muy especiales.

Dotando de instrumentos científicos especiales a un grupo de elefantes marinos, los científicos han descubierto abundante información sobre lo qué está sucediendo bajo la superficie del Océano Austral. Las observaciones sugieren que el deshielo en el extremo del mundo tiene el poder de alterar un importante proceso físico en el Océano Austral responsable de impulsar corrientes oceánicas vitales por todo el mundo.

La nueva investigación, publicada el martes en la revista Nature Communication, se centra en un proceso conocido como producción de aguas profundas de la Antártida. Cuando el agua marina en el Océano Austral se condensa en hielo, ésta expele la sal que contenía y esta sal va a parar a la columna de agua de debajo. Cuanta más salada el agua, más densa, y esta agua densa y fría se hunde finalmente en el fondo del mar.

Este movimiento de agua densa hacia el fondo es "una de las piezas impulsoras de la cinta transportadora de los océanos del mundo," explica Guy Williams, oceanógrafo polar en la Universidad de Tasmania y autor principal del estudio. A medida que esta agua densa se hunde en el fondo, obliga a subir el agua que se encuentra ahí, creando una corriente que corre hacia el ecuador. Finalmente, esta agua se calienta y sube a la superficie, y el agua de la superficie más caliente regresa luego a los polos.

Este proceso se conoce como "circulación termohalina" (CTH)" y es responsable de llevar agua fría a los trópicos y agua caliente a los polos - un componente importante del clima y del sistema meteorológico de la Tierra. También ayuda a conducir importantes corrientes como la Corriente del Golfo, que circula por la costa este de los Estados Unidos.

Pero recientemente los cambios que están ocurriendo en los polos de la Tierra y que podrían debilitar esta circulación global, con consecuencias potencialmente funestas, han empezado a preocupar a los científicos.

La idea es que cuando durante el deshielo se libera una entrada de agua dulce al océano. Esto hace el agua menos salada y por tanto menos densa, de manera que no se hunde tan rápidamente. El deshielo podría ralentizar la gran circulación, provocando cambios en las corrientes oceánicas.

El estudio aporta nuevos datos de que el deshielo puede interferir en la producción de agua densa en el Océano Austral y revela que esto ya está ocurriendo en una región del este de la Antártida conocida como bahía de Prydz.

En la bahía de Prydz en la Antártida se ha observado mucha producción de aguas profundas. En realidad, esta región es una de las cuatro áreas en la Antártida donde las condiciones son las perfectas para que el proceso ocurra.

Al parecer, el deshielo en la bahía de Prydz, que vierte agua dulce al océano, está suprimiendo la formación de agua densa, no lo suficiente para detener las contribuciones de aguas profundas de la región pero obstaculizando considerablemente el proceso.

El año pasado, un estudio publicado en Nature Climate Change sugirió que durante el siglo XX se ha producido una ralentización en el componente atlántico de la circulación termohalina. Además, el informe sugiere que esta ralentización puede haberse visto influenciada por el deshielo en Groenlandia, que podría debilitar aun más la circulación a medida que este deshielo se vaya acelerando en las próximas décadas.

Si esto ocurre, las consecuencias podrían suponer un aumento del nivel del mar en el Atlántico Norte así como un enfriamiento en Europa y cambios potenciales en los patrones climatológicos, aunque los investigadores sugieren que probablemente este efecto de enfriamiento se compense por un calentamiento global futuro. Y también podrían haber cambios potenciales en los ecosistemas marinos y la pesca.

"Desde hace tiempo los científicos han temido que el calentamiento global ralentize este proceso vital de producción de aguas profundas y de fondo, tanto en el Atlántico Norte como en aguas de la Antártida. Con tanto calentamiento global, podría cruzarse un umbral crítico donde este proceso se detiene, con consecuencias incalculables y potencialmente catastróficas para la vida marina y el clima."