Qué se esconde detrás de un trastorno alimenticio

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Comunicados 22 Diciembre 2017
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De acuerdo con una investigación realizada en el año 2014 por el Instituto Nacional de la Salud, más de la mitad de la población padece de trastornos alimenticios.

De entre todas las personas controladas, un 54.3% de las mujeres manifestó no sentirse a gusto con su apariencia frente al espejo, mientras que un 38.6 % de las personas con enfermedades relacionadas con la alimentación, son hombres.

 

Otro número que impacta a muchas personas es el porcentaje y las edades de quienes padecen los trastornos alimenticios. El 70,8% de los encuestados presenta inconvenientes con la alimentación y presentan edades que oscilan entre los 17 y 23 años. Por su parte, en el grupo poblacional con edades entre 24 y 29 años, el porcentaje es de 63,3 por ciento.

Pero más allá de las estadísticas, la situación genera alarma en el seno de la sociedad médica, pues es bien sabido que detrás de los problemas a la hora de comer, se encuentran una serie de factores físicos y emocionales que van llevando a los afectados a niveles serios de frustración, baja autoestima, depresión, entre otros síntomas, los cuales, si no son controlados a tiempo, podrían generar inconvenientes en el futuro.

Que se esconde detrás de los trastornos alimenticios

Hay dos factores principales que pueden llevar a un ser humano a padecer trastornos de alimentación. El primero de ellos está relacionado con el aspecto exterior. Si una persona adelgaza en demasía, y con métodos poco conocidos, sin una dieta, algo está ocurriendo con su alimentación.

Del mismo modo, también se debe tener en cuenta lo que no se ve, el aspecto mental y físico básicamente. Una persona que no esté bien alimentada, presenta problemas de cansancio, fallos en la memoria, y en definitiva afecciones internas que lamentablemente van dejando graves secuelas mientras dure.

“Detrás de los trastornos alimenticios observamos a personas con una vulnerabilidad muy grande, seres humanos que sienten que no dieron la talla, estas personas suelen ser muy autoexigentes consigo mismas” refiere la Doctora Rosa Calvo, psiquiatra boliviana de renombre internacional.

Por otro lado, los médicos y nutricionistas, tratan de solventar tales problemas alimenticios de una manera rápida, pues esta clase de afecciones generan un daño físico enorme, puesto que en muchos casos hay una pérdida de peso considerable, lo cual se traduce en una mayor exigencia de los órganos para poder funcionar. En cuanto a los que ganan peso, su situación empeora, puesto que por dicha acción se ven afectadas las articulaciones, y aumenta el riesgo de padecer enfermedades coronarias.

Detectando las señales

La estadística presentada al principio del texto obliga centrar la atención en el principal grupo poblacional, el de las edades entre los 17 y los 23 años. Se sabe que como jóvenes, no suelen tener una conversación abierta con sus padres o familiares, ni tampoco con sus maestros, por lo cual se dificulta la detección el problema.

“El principal trabajo que se debe realizar es el de demostrar que esa situación está ocurriendo” refiere la Doctora Calvo.

En este sentido la principal recomendación va dirigida a encontrar pruebas que determinen si el joven presenta o no afecciones en su alimentación. Para ello lo primordial es realizar una serie de exámenes de laboratorio en la sangre para determinar los niveles de los principales componentes del organismo.

Otro aspecto que se debe tener en cuenta es el referente a los cambios que suelen presentar los jóvenes en sus distintas etapas de transición. Es por ello que los padres y representantes deben observar cual es la rutina diaria del joven y estar alerta ante cualquier posible cambio que se pueda presentar.

Los jóvenes tienen costumbres muy marcadas y si se pone atención es posible detectar una situación de riesgo, afirman los especialistas en nutrición.

De igual manera, otra señal que previene a los padres es la referente al uso inusual de condimentos y bebidas. Diversos especialistas sostienen que cuando ello ocurre, el joven está luchando en secreto con un trastorno alimenticio.

Por otro lado, hay una profunda preocupación por el peso y el tamaño del cuerpo. El temor constante al aumento de peso, podría ser la fase previa de un trastorno latente, por ello es importante la intervención oportuna de los especialistas, para evitar que este deje de comer y se complique la situación.

Qué hacer

Lo importante es que siempre hay una “luz al final del túnel”. Gracias a los avances de la tecnología, siempre hay elementos que se pueden aplicar para ayudar a aquellas personas que presentan trastornos de alimentación.

Una de las principales actuaciones es tratar en todo momento de ayudar a la persona en la parte psicológica. Mensajes de motivación, compartir libros e historias de éxito en su lucha le ayudará a salir de la crisis. Claro está, todo ello debe ir en perfecta coordinación con el trabajo de un nutricionista para complementar la mejora física.

Se debe tener en cuenta que, actualmente, la sociedad ofrece patrones de belleza que muchos intentan seguir, sin embargo, no todos contamos con la fisiología para seguir regímenes de alimentación similares a los de los personajes destacados. Por ello, lo prudente es acudir a un médico para constatar que una determinada dieta será asimilada por el organismo de forma adecuada y cómo nos afectará en el ánimo.